20. «SERÁS SACERDOTE»

Otro día, mientras oraba delante de la imagen de la Virgen María, en la iglesia de San Salvador, le pidió a su «Su Madre» que lo iluminara sobre su porvenir. La respuesta le llegó clara y distinta. Escuchó en el fondo de su alma la llamada divina: «Serás sacerdote».
La orden de Dios a través de la Virgen era tan clara, que desde ese momento su vocación quedó decidida, y Luis María resolvió sin más seguirla generosamente.
El joven estudiante comenzó el estudio de la teología en el mismo colegio de Rennes. Pero Dios, que quería hacer de él un verdadero discípulo de Jesús, le brindó el medio de completar su formación en el seminario de San Sulpicio, en París, sede famosa de estudios sacerdotales.
Una persona bastante rica prometió pagarle la pensión y él se puso en camino para la Capital.