86. UN POBRE EN CADA FAMILIA
Frecuentemente se acusaba a Montfort de arrastrar en su seguimiento a grupos de miserables vagabundos, que le quitaban el tiempo y agotaban sus recursos.
Durante una misión suya en La Garnache, pidió a cada familia que alimentara a un pobre, mientras él hospedaba a dos de los más repugnantes y les hacía sentar a su mesa.
Así, los pobres no carecieron de lo necesario y pudieron asistir a la predicación, el predicador se vio libre de las preocupaciones de los pobres hambrientos y todos los habitantes tuvieron la oportunidad de realizar una buena acción.