91. PORTERA POCO CARITATIVA

Se presentó en cierta ocasión en casa de unas religiosas de San Brieuc a quienes iba a predicar un retiro espiritual. Antes de entrar envió al Hermano Maturín a pedir de limosna un poco de pan en nombre de Jesucristo para un pobre sacerdote. La portera respondió que el convento no podía dar limosna a todos los pobres que pasaban. Algunas horas después, se presentó Montfort en persona, pero no obtuvo mejores resultados.
La monjita persistía en su negativa, cuando llegó el capellán de la comunidad.
– ¿Qué hace Ud.?, le dice a la hermana, ¿así recibe al director de los ejercicios?
Acudió la superiora, presentó las excusas de rigor e hizo conducir a Montfort a un hermoso aposento, donde le sirvieron a cuerpo de rey. El buen Padre relatando el equívoco de que había sido objeto, recomendó a las hermanas ser más caritativas en el porvenir con cualquier pobre.