87. BANQUETE EN LA CASA PATERNA

De paso para Rennes, no va a alojarse en la casa de sus padres, sino donde los pobres. Le piden que vaya a almorzar al menos una vez donde su familia. Él acepta con una condición: invitar también a todos sus amigos.
La propuesta parece un tanto extraña. Pero, sea como sea, preparan un gran almuerzo y una mesa amplia.
El día y hora convenidos, Montfort se presenta con una larga procesión de pobres, ciegos y cojos y los sienta a la mesa.
Según su costumbre, había tomado a la letra las palabras del Evangelio.