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29. ENFERMA DE GRAVEDAD

Pero una vida de tan intenso sacrificio no podía durar mucho. En efecto, Luis María enfermó gravemente y tuvo que ser recluido en el hospital de los pobres.

Condenado a la impotencia, desprovisto de todo, acostado en un catre prestado, se alegraba individualmente por hallarse entre los pobres.

Pero el mal era grave y se llegó hasta a temer por su vida.

Él, en cambio, sonriente, afirmó que no moriría y que, incluso, dentro de pocos días estaría curado. Predicción que se cumplió.

Pasada una semana, lo vieron estupefactos levantarse del lecho, caminar, leer y dedicarse a nuevos proyectos de estudio y de caridad.

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