28. CAMBIO DE CASA
La cruz con que el Señor prueba a sus amigos vino de nuevo a visitarlo. Murió el P. de la Barmondière y la comunidad que dirigía se disolvió. Montfort se entregó una vez más a la Providencia, y fue admitido en la comunidad del P. Boucher.
En esta casa, más pobre que la anterior, tuvo ocasión de practicar más a fondo la mortificación. Los estudiantes mismos se encargaban por turno de la cocina. De suerte que la comida –como puede imaginarse– era generalmente poco apetitosa. Cada uno se rebuscaba el pan: vino, menos lo tenían aún.
Era precisamente lo que se necesitaba para robustecer en Luis María el espíritu de mortificación.
La porción de comida que les servían, en esos años de carestía, era tan pequeña, que Luis se levantaba de la mesa con el mismo apetito con que había llegado.