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75. TABERNA BULLICIOSA

Le llaman a Roussay, parroquia donde reinaba el vicio de la embriaguez.

Montfort transformó a las gentes. Un hombre, sin embargo, se negó a cerrar su taberna, ubicada cerca a la iglesia, durante las funciones religiosas de la misión.

Montfort comenzó a hablar contra la intemperancia en la bebida. Pero mientras el misionero predicaba en el templo, algunos achispados, en la taberna, aullaban canciones obscenas en forma que lograban ahogar la voz del predicador. Bajó éste del púlpito y se dirigió en seguida a la cantina de mala fama, derrumbó las mesas, reprochó a los bebedores su sacrílega grosería, agarró a algunos por el cuello y los echó fuera. Dos de ellos trataron de oponer resistencia. El misionero los tomó del brazo y los echó a la calle, ordenándoles que no volvieran a entrar y que se cuidaran bien, no les aconteciera algo peor. La lección causó impresión. Los bebedores se retiraron con la cabeza baja, y la tranquilidad volvió a reinar en la cantina

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