59. «¡ÉSTE SERÁ MÍO!»

Montfort ejercía también un poderoso influjo sobre cada persona en particular. Encontrándose un día en el seminario del Espíritu Santo en París con el fin de reclutar jóvenes para su Compañía de misioneros, fue dando la vuelta lentamente en medio de los seminaristas que lo rodeaban, como queriendo penetrar sus pensamientos. Luego, poniendo su sombrero sobre la cabeza de uno de ellos, dijo:
– ¡Éste será mío!
Efectivamente, este joven se hizo sacerdote y siguió a Montfort.