58. BESO DE PAZ
En Courgon, la parroquia estaba dividida. Las gentes se odiaban profundamente incluso el párroco tenía numerosos enemigos. Afligido ante semejante escándalo, el misionero, para aplacar al Señor, se azotó hasta derramar sangre. Luego invitó a todos los feligreses a escuchar la predicación.
Habló con tanta elocuencia sobre el perdón de las injurias que el párroco, conmovido y vencido, pidió perdón humildemente a todos aquellos a quienes hubiera podido ofender Montfort, aprovechando este ejemplo, dijo a los feligreses:
– Miren, su párroco desea reconciliarse con Uds. Hermanos queridos, Uds. que han vomitado contra él tantas injurias, ¿dudan de perdonarlo también?
A estas palabras, todos estallaron en sollozos, pidieron perdón al párroco y se dieron recíprocamente el beso de paz.