136. «¡SÍGANME!»
Montfort comienza por recoger víveres. Pero no es suficiente. El hombre de Dios busca marineros. Les hace presente que sus conciudadanos y amigos, quizá parientes, están a punto de perecer y que no pueden –ellos que saben manejar los remos– dejarlos desamparados. – ¡Pongan su confianza en Dios!, ¡Uds. no van a perecer!, se lo…
