VII – EL PADRE DE LOS POBRES
80. POBRE ENTRE LOS POBRES

Desde su llegada a Poitiers, poco después de su ordenación sacerdotal, Montfort empezó a reunirse a los pobres bajo los cobertizos y enseñarles el catecismo. Entró un día en la capilla del hospicio, donde permaneció varias horas en oración. Los pobres allí refugiados quedaron admirados y lo pidieron como capellán. El obispo de Poitiers consintió en ello. En aquel hospicio no había reglamento ni comida suficiente, y los pobres, mal cuidados, se quejaban continuamente. Montfort salió a pedir alimento para ellos, quiso que tomaran las comidas en común, les hizo repartir raciones convenientes y se preocupó también de su instrucción espiritual. Él en persona seguía el mismo régimen de los pobres y no rara vez se contentaba con lo que ellos dejaban. Su ejemplo y el reglamento transformaron el hospital en un lugar de orden y de paz.