78. LA CASTELLANA BROMISTA
En Villiers-en-Plaine, la castellana fingió seguir la misión, pero sólo por no escandalizar a las gentes del lugar. Montfort tuvo ocasión de encontrarse con ella en la casa de los misioneros, «La Providencia», y también al ir a comer al castillo.
Su conversación edificante y serena logró disipar poco a poco en la mente de aquella mujer todas las calumnias divulgadas acerca del misionero. Ella entonaba a veces canciones frívolas y el santo le hacía observaciones al respecto.
Finalmente, tras escuchar las 64 predicaciones que Montfort había dirigido al pueblo durante la misión, la castellana se convirtió a una vida cristianamente comprometida.