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115. AYUDA INESPERADA
La señorita de Guihanene, directora del hospital San Juan, en Guérande, contó que habiendo ido a San Similiano para participar en la misión que predicaba Montfort, una tarde se sintió fatigada y a punto de desmayarse de debilidad, pues estaba en ayunas y no llevaba consigo provisión alguna. No atreviéndose a manifestar su situación a…
119. ESCUELAS PARA MUCHACHOS
Montfort no podía ignorar la importancia de la escuela cristiana, semillero de la Iglesia, salvaguardia de la fe y de la moral católica. En las parroquias en las cuales combatía sus batallas, propuso establecer escuelas para perpetuar los frutos de las misiones. «La ocupación principal de Montfort, refiere su contemporáneo Grandet, era fundar, en el…
32. CONTRA LA PRENSA DEPRAVADA
Las calles de la capital eran en aquellos días menos bulliciosas que en la actualidad. La voz de los juglares lograba dominar el ruido de los coches; las gentes los escuchaban con gran curiosidad y se amontonaban en torno a ellos. Desgraciadamente su repertorio era poco recomendable y con frecuencia incluso, ultrajante y obsceno. Lo…
XII – ¿QUIÉN PROSEGUIRÁ SU OBRA?
Muchos cristianos esparcidos por el mundo viven la espiritualidad de San Luis María de Montfort. En especial, la LEGIÓN DE MARÍA y los GRUPOS DE ASOCIADOS MONFORTIANOS consideran a Montfort como su maestro espiritual. Algunos institutos religiosos y asociaciones aseguran la supervivencia y prolongación del compromiso misionero, caritativo y educativo del santo. Spread the love
66. «LA MARQUESA NO MORIRÁ»
La marquesa de Bouillé estaba gravemente enferma y, dado que el caso era desesperado, su padre la encomendó a las oraciones del misionero, el cual aceptó ir a visitarla. Apenas entró en el cuarto de la enferma, Montfort se arrodilló delante de un crucifijo. Se acercó luego al lecho de la enferma y permaneció un…
31. CONTRACORRIENTE, SIN TEMOR ALGUNO
Su amor a Dios no podía tolerar pecados ni escándalos. Por Dios, sabía también actuar, si las circunstancias lo exigían. Cierto día encontró en una plaza pública a dos jóvenes que, con la espada desenvainada, los ojos ardiendo en fuego, se hallaban a punto de lanzarse el uno sobre el otro. Inmediatamente tomó el crucifijo…