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99. LA PRIMERA HIJA DE LA SABIDURÍA

Una hermosa mañana de 1702, una joven de 18 años se arrodillaba en el confesionario de Montfort. Quien, para comenzar, le dirigió esta extraña pregunta:

– Hija mía, ¿quién te envía a mí?

– Mi hermana, respondió ella.

– No, replicó el misionero, no fue tu hermana sino la Virgen María.

Aquella joven se llamaba María Luisa Trichet. Era hija de un alto magistrado de Poitiers.

El día anterior, su hermana, tras escuchar una predicación de Montfort, volvió a casa diciéndole:

–¡Si supieras la belleza de sermón que acabo de oír! ¿Sabes? El predicador es de verdad un santo.

La madre de María Luisa entre tanto, conocedora del hecho, se quejó a su hija y le dijo:

– Si te confiesas con ese sacerdote te volverás loca como él.

El diálogo entre Luisa y Montfort prosiguió. Algún tiempo después, ella recibió del misionero el hábito religioso con el nombre de María Luisa de Jesús. Tras superar múltiples obstáculos, se convirtió en gran colaboradora de Montfort para la fundación de las Hijas de la Sabiduría, destinadas a abrir escuelas y asilos y a socorrer a los pobres en sus necesidades.

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