97. MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES

Una mañana, entrando en casa del sacristán de Challans, encontró a la hija de éste amasando harina para hacer pan.
– Antes de comenzar el trabajo, ¿piensas en ofrecerlo al Señor?, le preguntó Montfort.
– No siempre, respondió ella.
– No te olvides nunca de ello, añadió él. Y en diciendo esto, como para darle ejemplo, se arrodilló junto a la artesa, oró, bendijo la masa y se fue. Llegando el momento de hornear, se advirtió que la masa se había aumentado al doble, no obstante haber utilizado la misma cantidad que en otras ocasiones.
El sacristán comprendió en seguida a qué debía atribuir semejante prodigio. Feliz y agradecido llevó buen número de aquellos panes a la casa de «La Providencia» para los pobres.