89. «¿QUÉ DIRÁ LA GENTE?»

A consecuencia de un viaje a Nantes, el Hermano Nicolás que lo acompañaba, tenía los pies hinchados y ya no podía caminar. Sostenido por su natural energía, el misionero caminaba siempre, sin aparentar fatiga.
En el camino ni un carro, ni un coche disponibles. El santo se ofreció a llevar en hombros a su pobre compañero, pero éste, por humildad o por vergüenza, no aceptó. Montfort lo convenció entonces de que aceptara al menos la ayuda de su brazo. Prosiguieron así hasta la entrada de la ciudad. A medida que se acercaban a ella, los transeúntes eran cada vez más numerosos y observaban con curiosidad y compasión a los dos peregrinos. El Hermano Nicolás se conmovió y dijo:
– Padre mío, ¿qué dirá la gente?
– ¡Hijo mío!, exclamó el misionero, ¿qué dirá el Señor que nos ve?