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8. DE REGRESO A FRANCIA

Sin demora alguna, recoge su bastón y emprende el camino de regreso, sin preocuparse por el ardiente sol veraniego italiano. Y comienza el martirio.

Tras algunos kilómetros, se le renuevan las llagas de los pies. Se decide entonces a proseguir descalzo el camino.

El estudiante español que lo había acompañado se quedó probablemente en Roma. Parece que en el viaje de regreso lo acompañan otros dos jóvenes, tan pobres como él y que no dudan tender la mano y pedir limosna en caso de necesidad.

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