49. LOS VIÑADORES DE VALLET
Cuando el misionero tenía que vérselas con campesinos demasiado apegados a los bienes de la tierra, recurría a las piadosas estratagemas que su celo le sugería para llevarlos a escuchar la palabra de Dios. Los viñadores de la comuna de Vallet, por ejemplo, más preocupados por sus viñas y por la vendimia que por frecuentar la iglesia, no acababan de decidirse a participar en la misión.
Montfort envió entonces al Hermano Maturín por las calles de la población a tocar una campanilla y cantar a los cuatro vientos:
¡Alerta!, ¡alerta!, la misión está abierta.
¡Venid, venid, amigos,
venid a conquistar el paraíso!
Poco a poco, la población se conmovió y los viñadores acudieron en masa. Acudieron incluso de las comarcas vecinas.