44. ASTUCIAS DE SATANÁS

Cuenta un relato popular que en la misma misión, un hombre que había venido para escuchar la predicación, se encontró en la calle un Luis de oro. Como dudaba en deshacerse de él.
– Bótalo –le dijo el misionero–, es el demonio que te tienta de avaricia.
El hombre obedeció y la moneda se transformó en una serpiente.
Cuentan todavía que algunos tenían la costumbre de armar escándalos al dedicarse a un juego que era para ellos ocasión de embriagueces, riñas y blasfemias. Montfort trató de apartarlos de esta ocasión de pecado, diciéndoles que el diablo estaba entre ellos para arrastrarlos al pecado. Ellos se reían al oírlo. Ahora bien, cierto día, al comenzar su juego, apareció sobre la mesa un monstruo del tamaño de un perro grande. Aterrados, los jugadores salieron corriendo en busca del misionero, que vino al lugar y ordenó a Satanás lanzarse al río. La bestia se alejó con la cola entre las piernas, y no volvió a aparecer.