42. EL DIABLO A LA HOGUERA

Todavía en Poitiers, durante la misión predicada en la misión de El Calvario. Montfort invitó a llevar todas las estampas obscenas y todos los libros malos para quemarlos luego en la plaza pública.

Sobre ese montón de obscenidades, algunos bromistas colocaron una figura del diablo. Le contaron al Obispo que Montfort era un exaltado y quería quemar al diablo.

El vicario general, tan mal informado, corrió a la iglesia a reconvenir al misionero y a prohibir la manifestación. Montfort escuchó con la cabeza inclinada la injusta reprimenda y se sometió humildemente. Pero derramó abundantes lágrimas ante lo que aconteció en seguida; porque los libertinos esparcieron por la ciudad todos aquellos libros y figuras obscenos. Para reparar semejante mal, Montfort pasó la noche en oración y dijo a las gentes que gustoso hubiera dado toda su sangre para impedir semejante desgracia.

Spread the love

Publicaciones Similares