2. UN CAMINO INTERMINABLE
Y lo vemos alejarse en dirección a la capital de la cristiandad, por caminos interminables, los de los peregrinos. De santuario en santuario, bajo los rayos cada día más candentes del sol de verano. En las parroquias, los hospitales, las panaderías pide de limosna un mendrugo de pan.
A menudo le acogen con desconfianza, a veces lo rechazan como espía o vagabundo de siniestras intenciones. Entonces pasa la noche bajo el pórtico de alguna iglesia, o al abrigo de algún seto, bajo las estrellas, como Jesús que «no tenía ni una piedra para reclinar la cabeza».
No sabemos con certeza por qué punto de la frontera penetró a Italia. Lo cierto es que Francia se hallaba en guerra con el Piamonte…
Luego de atravesar los Alpes, no obstante el terrible cansancio, todo parece iluminarse con un rayo de alegría. ¡Ya se halla en Italia! ¡Roma está mucho más cercana!
Mañana Martes continuamos con EN LA SANTA CASA DE LORETO