122. GUÍA ATENTA Y DILIGENTE
Montfort estableció la organización de los alumnos en las aulas, los bancos y el anfiteatro, a fin de que el maestro pudiera ver de un solo vistazo a todos los escolares.
Montfort mismo, añaden los biógrafos, durante su permanencia en La Rochelle y en el intervalo entre una misión y otra, iba todos los días a la escuela a adiestrar a los maestros en su método de enseñanza.
La bendición del Señor descendió en abundancia. Toda la ciudad quedó maravillada ante la rápida transformación realizada en la población gracias a aquellas escuelas.
Montfort expresó su alegría a los maestros y maestras en estos términos:
– ¡Bendito sea Dios, gracias a la fidelidad de Uds.!