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10. NI EL HERMANO MATURÍN LO RECONOCE

Varios días más de andar, padeciendo los ardores del sol y sufriendo numerosas humillaciones más, hasta llegar a su meta.

Finalmente, el 25 de agosto –fiesta de su patrono, san Luis– llega Montfort al convento de los jesuitas de Ligugé. Su auxiliar, el Hermano Maturín, le aguardaba allí según lo convenido.

Pero difícilmente lo reconoce. ¡Tan enflaquecido, demacrado y quemado por el sol lo encuentra ahora! Y pensar que algunos meses antes lo había visto partir en perfecta salud.

¡Entre ida y vuelta, ha recorrido a pie 4.000 kilómetros!

¿Quién era realmente este sacerdote? ¿De dónde procedía? ¿Qué hizo después de regresar a Francia de esta peregrinación a la capital de la cristiandad?

A ello quiero responderte en las páginas siguientes.

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